Muchas personas van a terapia para solucionar su conflicto de pareja. La perspectiva que traen se resume básicamente en dos posturas antagónicas:
En este caso la terapia está recomendada, pero la terapia personal, no la terapia de pareja.
Si tienes problemas personales es bueno que busques ayuda. Pero el punto de mira debe ser siempre que estés tú mejor y nunca que mejores por la única razón de conservar una relación.
En muchos casos puede ser incluso que no estés bien porque la relación te hace daño. ¿Entonces? Si mejoras es posible que termines rompiendo la relación tú mismo/a.
Venir a terapia porque no eres lo suficientemente bueno para otro es contraproducente. Ven siempre para estar tú más feliz, dentro o fuera de la pareja.
Aquí tampoco recomendaría la terapia de pareja. Si tu pareja es difícil y no puedes hacer más de lo que has hecho, ya lo has hecho todo.
Te recomendaría más bien una terapia para ser capaz de comenzar de nuevo solo/a. Si tu pareja no quiere ayuda externa, no está dispuesto a ir a terapia contigo, no hay nada que hacer.
Pregúntate más bien por qué aún sigues apegado/a a alguien que ya no puedes sobrellevar. Y busca ayuda para solucionar esto.
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Así que antes de venir a terapia de pareja, te propongo que pienses en una tercera opción:
Si dos tienen conflictos, son dos los que pueden solucionarlo juntos.
Una solución terapéutica de pareja requiere que los dos vayan juntos a terapia. Desde ahí las probabilidades de mejora son muy altas, simplemente por el hecho de que afrontan como pareja los problemas.
Ahora bien, si vas a terapia sólo y tus problemas también afecta a otros ámbitos aparte de la pareja, entonces vas por el camino correcto.
Una solución de pareja por cuenta de uno sólo es una ilusión.