LAS CAUSAS DEL DESTINO

La ciencia estudia una forma de causalidad que responde al <<por qué>> de las cosas. Sin embargo, esta es sólo la mitad de la explicación que los acontecimientos requieren. Existe otra forma de causalidad que responde al <<para qué>>, al sentido o destino de las cosas.

Causalidad Final - Aristóteles

Aristóteles

La idea de que las cosas tienen un sentido o se dirigen a un destino es muy antigua. Lo dijo el filósofo Aristóteles por primera vez en el siglo -IV y lo llamó "causalidad final". 

 

 

Aristóteles afirmó que existe la "causalidad eficiente", que responde a la pregunta de "por qué", y junto a ella, otra inversa, que responde a la pregunta de "para qué". 

 

 

La causalidad eficiente es la que atiende al origen. Si sucede un fenómeno hay que mirar a qué otro suceso o sucesos lo originaron, es decir, todo fenómeno es consecuencia de otro u otros. Esta forma de causalidad es la que estudian todos los procedimientos científicos. En ellos se parte de un suceso y se pregunta por la relación con otros anteriores en el tiempo.

 

 

La causalidad final actúa de modo inverso. Tenemos un fenómeno y nos preguntamos por su sentido, es decir, cual es su finalidad, su meta. Esta forma de causalidad no puede investigarla la ciencia, no por nada, sino porque se inventó sólo para estudiar el otro tipo. 

 

 

La causalidad final es algo más complejo porque atiende al futuro y sólo en el futuro podemos entenderla. Sólo en el futuro se puede uno dar cuenta de que, lo que ocurrió en el pasado, tuvo relevancia para lo que sucedió luego. La causalidad final atiende al destino (en contraposición con el origen).

 

 

Esta forma de analizar las cosas es propia de la "hermenéutica", una metodología filosófica inventada en el siglo XX para dar respuestas a la causalidad final que había adelantado Aristóteles. 

 

 

Entre medias, la causalidad final estuvo en el olvido precisamente por su complejidad. Digamos que no es algo que se pueda adelantar, porque no depende del pasado. Sus respuestas sólo vienen a posteriori.

 

 

La cuestión aquí es sólo remarcar que la pregunta sobre la causalidad final no es que exista o no exista: Existe. Es un modo de mirar las cosas, esta vez hacia atrás. Lo difícil es llenarse de paciencia para esperar a comprender del todo algo que recién acaba de suceder.

 

 

¿Que la explicación eficiente de la ciencia es cierta? Muchas veces sí. ¿Que la explicación del sentido de las cosas también? Por supuesto. 

 

 

Causalidad eficiente y causalidad final pueden complementarse. Y de eso justamente se trata: Cada una pone exactamente la mitad de la comprensión de un fenómeno.