ENSEÑAR A PENSAR:

La Filosofía sale de las aulas

El pensamiento crítico, que se cuestiona todo lo aprendido, es la base de una actitud filosófica que ha perdurado siglos: desde que el maestro Sócrates fuera condenado a muerte por esta actitud; hasta el día de hoy, en que la Filosofía está siendo suprimida de las aulas.

Enseñar a pensar

El problema radical de la Filosofía es uno solo: enseña a pensar.

 

En el siglo V a.C. esto provocó que el maestro Sócrates fuera apresado y condenado a muerte.

 

Muchos filósofos a lo largo de la Historia fueron perseguidos por sus ideas, y algunos otros padecieron enfermedad psíquica por adentrarse en las tinieblas de lo desconocido. Pero lo mismo puede decirse de tantos otros científicos.

 

El caso de Sócrates, sin embargo, fue paradigmático y crucial. La acusación que pesó sobre él fue relativa a la enseñanza. Es decir, propagaba ideas juzgadas como inmorales a sus discípulos.

 

Desde entonces la enseñanza de la Filosofía se ocultó tras el velo de lo esotérico (sólo para iniciados o no abierto al público en general), ya que los poderes fácticos de las diversas etapas de la Historia, no han visto nunca con buenos ojos que se extendiera el pensamiento crítico propio de la Filosofía.

 

Pensar supone no resignarse con las ideas que las instituciones se esfuerzan por sostener y reproducir en las mentes de los ciudadanos. Pensar supone tener criterio propio.

 

El pensamiento crítico es peligroso en individuos aislados; pero enseñar a pensar, extender esta capacidad a más personas, puede ser incluso delictivo.

 

En las últimas décadas, la filosofía ha tenido verdaderos oponentes para desarrollar su labor dentro del sistema educativo. Cada vez las horas lectivas son menos y los márgenes de un profesor en Enseñanza Media para enseñar a pensar a sus alumnos son muy estrechos, dadas las exigencias curriculares cada vez más limitantes.

 

Es por ello que la Filosofía está saliendo de las aulas, para ayudar a las personas a buscar dentro de sí la solución a sus problemas, a partir de un pensamiento propio sobre la vida y la realidad.

 

La labor de enseñar a razonar, a pensar e, incluso, a vivir una vida más satisfactoria con la propia individualidad y no basada necesariamente en los cánones o normas sociales mayoritarios, es crucial.

 

La forma actual que va emergiendo es a través de las Consultorías o Asesorías Filosóficas, a las que las personas pueden acudir para resolver problemas que difícilmente puede solucionar la ciencia.

 

Elegir el modo de vivir la propia existencia es un derecho inalienable del individuo. Esperemos que en el siglo XXI, enseñarlo también sea posible.