MIEDO A LA MUERTE, SERIEDAD Y CONTROL

La tendencia, a medida que pasan los años, a querer conservar la vida; te lleva por el camino de hacerte viejo. No porque pasen los años, sino porque cada vez controlas más, cada vez eres más serio... ¿Te estás permitiendo disfrutar, incluso correr riegos, en el camino de la vida?

¿Miedo a la muerte?

Mi madre decía que "a más viejo se hace uno más temor ante la muerte, porque más apegado está a la vida". Y es verdad. 

 

A día de hoy, con el miedo a las consecuencias de una enfermedad vírica, los mayores se quejan de que los jóvenes no tienen respeto, de que no se toman la muerte en serio.

 

Y digo yo: ¿Es una cosa tan seria la muerte?

 

Para los jóvenes no, porque tampoco la vida es una cosa seria. No hay "seriedad", se vive más con lo que se tiene en cada momento y se disfruta sin pensar en las consecuencias.

 

Yo diría entonces, siguiendo la conversación con mi madre, que lo que se pierde de viejo, o de mayor, es la alegría.

 

Tenemos asociada la adultez a la seriedad, a la "responsabilidad" y estos conceptos vienen de que se empieza a pensar que, para conservar la vida, hay que "hacer las cosas bien".

 

De alguna forma se llega a creer que vivir o morir depende de uno y que, "si te portas bien", puedes vivir más. 

 

Pero, y les digo "muy seriamente", mi madre murió sin fumar, beber y cumpliendo todos los cánones "aceptables" de una vida en sociedad.

 

La cuestión no es sólo que, a más mayor, más miedo a la muerte se tiene. La cuestión es que se tiene más miedo a todo. Más miedo al cambio, más miedo a lo imprevisto, más miedo a la incertidumbre; más miedo a soltar el control y vivir la vida cada día sin pensar en lo que vendrá. 

 

A más viejo se hace uno más cree que el futuro está en sus manos y más necesidad tiene de "conservar".

 

La diferencia entre un "adulto" y un "joven" es que el primero vive desde querer conservar lo que ya tiene y, el segundo, desde vivir lo que está por venir. O, lo que es lo mismo, el adulto vive desde el control y el joven desde la confianza: "Si toca morir me toca, pero que me quiten lo bailado".

 

La despreocupación por el futuro es, a día de hoy, una virtud que recuperar de cuando eras joven. Como mínimo, vivirás con más alegría. 

 

Al fin y al cabo, ¿quién puede asegurar que "hacer las cosas bien" le va a mantener vivo más tiempo? ¿quién puede afirmar que la muerte no es cosa de azar? ¿quién puede estar absolutamente convencido de que no se va a morir mañana?

 

Vive la vida hoy como te plazca y, al menos te llevarás eso contigo a la tumba. Estar "rascando" un día más es cosa de "viejos".