MIEDO INSTINTIVO Y MIEDO ADQUIRIDO

El miedo a situaciones que no son del momento presente (los monstruos de la imaginación) termina abotargando las respuestas instintivas a situaciones de riesgo real, ya que la persona nunca se expone a ellas. Esto conlleva una pérdida progresiva del empoderamiento. 

Miedo primal y miedo secundario

Una cosa es el miedo instintivo que activa una acción en el momento presente (p.ej. salir corriendo) y otra distinta el miedo paralizante que limita el movimiento desde una imposibilidad imaginaria.

 

 

Este segundo miedo no es instintivo sino un miedo adquirido, bien desde la educación, bien desde hechos traumáticos de la biografía o bien desde conflictos ancestrales no resueltos.


 

El miedo adquirido se instala, al igual que el instintivo, como estrategia defensiva para no sufrir dolor. Sin embargo, dado que es imaginario y se adelanta a los acontecimientos, impide la práctica de las respuestas instintivas a situaciones de riesgo real. Es decir, la mera existencia del miedo adquirido, obstaculiza el desarrollo natural de las potencialidades positivas que miedo instintivo provee para el desarrollo de la vida. 

el miedo adquirido, que no es biológico sino creado por la mente, impide el desarrollo pleno de la vida en el momento presente

Volver a confiar en la fuerza original que toda persona posee para resolver cualquier inconveniente y volver a confiar en que los resultados de las acciones dependen siempre de algo más que la propia individualidad, es decir, que a veces toca asentir al devenir de la vida; es el camino para deshacerse de estos miedos secundarios adquiridos.


 

Desde estas dos formas de confianza, en el propio ser y en el destino ineludible, es posible vivir dentro de una corriente natural ligada al Universo; la cual, sin duda, incluye las emociones primales propias de todo ser humano y, por tanto, la activación hormonal del miedo en presente.