Soledad González Silgo

Soledad González Silgo

POLÍTICA, RELIGIÓN, PERTENENCIA Y LIBERTAD

Política y religión son dos instituciones milenarias sin las cuales no podemos concebir la civilización. Sin embargo, en un mundo abierto a infinitas posibilidades, es posible imaginar la salida al instinto de pertenencia que alimentan, desde un concepto de libertad arraigado únicamente en la Existencia.

Política y Religión

    Política y religión tienen un ingrediente en común: Se basan en el sentimiento de pertenencia


    Tu fe, tu dios, tu nación, tu Estado, tu pueblo... no sólo aluden a una posesión, tal como tu casa, tu familia o tu bienes; sino que en ellos, se da la pertenencia en sentido inverso… tú eres de tu fe, tú eres de tu iglesia, tú eres de tu nación, tú eres de tu Estado, tú eres de tu pueblo…


    Este sentido de pertenecer o estar incluido en algo es el que realmente sustenta la religión y la política, personas que se entregan a ellos. A cambio de esta entrega, las personas que regentan, gobiernan o dirigen tales “propiedades comunes” te ofrecen algo: la salvación, impuestos favorables, sanidad pública, ceremonias religiosas, etc.


    Ahora bien, en el caso de la religión, ¿Realmente la necesitas? ¿No sabes aún que todos los dioses son el mismo dios? ¿Necesitas que alguien te recuerde que dios está en tu corazón?


    ¿Y en el caso de la política? ¿Crees que la necesitas más o te consideras ciudadano del mundo? ¿Eres capaz de organizarte en grupo o prefieres que te dirijan?


    La Iglesia no es necesaria, tampoco lo es el Estado. Llevan contigo mucho tiempo y quizás se te ha olvidado que tienes la capacidad de regir, gobernar o dirigir tu vida en todos los aspectos.


    Con la religión, ya lleva mucho tiempo ocurriendo que las almas se liberan y se conectan ellas solitas con Dios, pese a las resistencias de la Iglesia, al menos en Europa. 


    Con la política estamos más lejos. Seguramente me preguntarás que, sin ella, cómo nos organizaremos: 


    Existen al menos tres alternativas

 

    1. Internet. Si la política no existe, existiría un refrendo constante de opiniones de la gente sobre todos los asuntos que les conciernen. Y quien tuviera el papel de ejecutarlas tendría que consultar a las personas afectadas. Existen Apps para todo, ¿por qué no para el autogobierno? Esta alternativa se llama DEMOCRACIA DIRECTA (NO REPRESENTATIVA COMO ES LA ACTUAL)


    2. La abolición de los Estados. Se crearían entonces interrelaciones directas entre los gobiernos de pueblos y ciudades. Exactamente igual que en la actualidad, pero sin competencias estatales y ni siquiera autonómicas. A más amplio es el territorio sobre el que se ejerce el poder, peores males trae a la Tierra. Siempre habría de existir un arbitrio para resolver los desacuerdos, pero eso es papel de los tribunales, que también tendrían que ser populares. Esta alternativa se llama COOPERATIVISMO O TAMBIÉN, QUITANDO EL SENTIDO VALORATIVO NEGATIVO QUE SE CIERNE SOBRE LA SIGUIENTE PALABRA, “ANARQUISMO”. Anarquismo significa “sin gobierno”, pero “sin gobierno” no es igual a “caos”, como nos han hecho creer los que pretenden detentar el poder. Toda persona tiene la capacidad de autogobernarse y cooperar con otras.


    3. Una combinación de ambas.


    En cualquiera de los casos la política como tal desaparecería y se convertiría en mera GESTIÓN ECONÓMICA Y ADMINISTRATIVA.


    Ahora bien, ¿Qué vas a hacer sin tu dios? ¿Qué vas a hacer sin tu nación? ¿Podrás sobrevivir a no apoyarte en el sentido de pertenecer a algo? ¿Podrás vivir con la conciencia de que sólo perteneces a la madre tierra y al gran espíritu y, sobretodo, a ti mismo? ¿Podrás sobrevivir a que no te salve nadie y te salves tú?


    Si eres capaz de salir de esta necesidad te encontrarás con la libertad. Libertad es ausencia de necesidad.


    El sentido de pertenecer a algo grande creado por el ser humano, ha anulado la conexión con "lo más grande" que es lo que, realmente, nos hace humanos.