El ser humano es la única especie que prefiere vivir “a secas” que vivir bien.
En la naturaleza, las poblaciones animales y vegetales se ven aumentadas o disminuidas en función de los recursos disponibles en cada época.
Imagina un mundo donde la mano del hombre no interviene. La naturaleza seguiría su curso normal. ¿Y cuál es el proceso natural de la vida? Épocas de abundancia y épocas de escasez, épocas de lluvia y épocas de sequía, épocas de proliferación y épocas de exterminación.
El ser humano es la única especie que lucha en contra de la muerte. De este modo, al ciclo natural de la vida, le ha impuesto su propio orden lineal.
Mientras que en la naturaleza todo va y viene, en el mundo de los seres humanos, todo “progresa adecuadamente”… o, al menos, eso se pretende.
El cuidado por la vida, sea en las condiciones que sean, se considera hoy en día un alto valor. Sin embargo, mirado desde otras perspectivas, quizás no lo sea tanto.
El ser humano lucha por vivir, pero para hacerlo ha esquilmado la naturaleza. Ha impuesto un orden para sí, que ha supuesto un detrimento natural.
El orden lineal de la acumulación o el progreso rompe los estados cíclicos de la vida. Un ejemplo: la superpoblación. Los seres humanos somos muchos, mientras que las especies animales y vegetales son cada vez menos.
El ser humano interviene para sí, pero se olvida de que forma parte.
Este no querer mirar las leyes cíclicas del universo, le hace muy honorable para sí mismo, pero una lacra para el planeta. Vivir a toda costa pero a costa “de”… ¿es realmente una buena estrategia?
Mirémoslo desde el punto de vista exclusivo del ser humano.
A día de hoy han muerto 3,5 millones de personas en el mundo por covid-19. El índice de pobreza extrema mundial está en 70 millones de personas. En julio de 2020, 2,5 millones de niños estaban en riesgo de morir de hambre sólo en Yemen.
Mientras unos ponen todo el acento en preservar la vida, muchos más viven de forma infrahumana.
Curiosamente, en las regiones más pobres del planeta la incidencia del covid ha sido menor: Mientras Europa ha registrado más de un millón de muertes, en África superan con poco los cien mil.
¿Será que los ciclos de la naturaleza se imponen muy a pesar de los intereses humanos?
En el primer mundo se sueña con la inmortalidad, mientras en otros lugares aún se muere de hambre. Vivir a toda costa, pero que muchos vivan mal, ¿es realmente tan buena estrategia?
El ser humano es la única especie que sabe que va a morir. Por eso lucha en contra de la muerte. Sin embargo, en esa lucha se olvida de que otros seres humanos y el planeta están hoy viviendo francamente mal, entre otras cosas, por no saber respetar los ciclos naturales de vida y de muerte.