Durante las etapas de socialización, los individuos adquieren hábitos y formas de pensar que no son realmente suyos, pero los asumen como parte de sí mismos para vivir en sociedad.
Esto da lugar a que la identidad que cada persona considera como propia, sea en realidad aprendida, es decir, formada en consonancia con las expectativas de los otros, en vez de una auténtica forma de ser.
El Ego es esta identidad que se configura como una "máscara" o "carcasa" que envuelve y oculta la verdadera personalidad.
El Ego es exitoso cuando cumple la funciones sociales o sistémicas para las que fue creado. En este caso, pasa desapercibido y las personas toman acciones o viven una vida, que creen que es parte de su naturaleza, sintiéndose relativamente felices.
Sin embargo, cuando el Ego fracasa, aparecen problemáticas complejas que hacen que las personas se cuestionen a sí mismas profundamente, se encuentren perdidas o entren en "crisis existencial".
La Desprogramación del ego consiste en un análisis pormenorizado de las circunstancias vitales y culturales de la persona, para que pueda comprender cómo han influido en su forma de proceder en la vida y causado las probleḿáticas en las que se encuentra inmersa.
Durante el proceso se va dando cuenta de que ha sido su Ego y no ella misma quien ha estado tomando el control.
Al mismo tiempo que se va desarticulando el Ego, se realiza un acompañamiento de refuerzo de la personalidad, mientras la persona lo precise y hasta que se habitúe a manifestarla desde su libertad.
A partir de ahí sólo le queda emerger de nuevo desde su propia mirada y afianzarse en su propio ser, para recuperar una vida que le complazca íntimamente y le haga estar satisfecha consigo misma.