Existen muchas plantas con capacidad curativa de las que se tiene conocimiento desde antiguo. Entre ellas hay un selecto grupo que posee tres propiedades diferentes a un tiempo. En función de tales propiedades, se les llama <<plantas medicina>>, pues alivian penas y dolores desde el sentimiento de comunión con la divinidad; <<plantas maestras o de conocimiento>>, ya que facilitan comprensión y visión desde la conexión con la consciencia; y <<plantas de poder>>, porque aportan salud física desde la unión con la inteligencia natural del cuerpo.
En todas las culturas primitivas del Planeta se ha utilizado, en sus ritos, ceremonias religiosas o prácticas de sanación con alguna de estas plantas; también llamadas sagradas y a las que se les atribuye dones de deidad.
Algunas se utilizan con bastante asiduidad, aún en la actualidad, dado su bajo nivel de efecto; mientras que otras que habían caído en el olvido, o que son propias de tradiciones indígenas, se están usando de nuevo en contextos terapéuticos y de conexión espiritual.
Entre las plantas ancestrales más comunes podemos encontrar el tabaco, la cebada, la vid, el maíz o el cannabis. Entre las que vienen con fuerza de tradiciones indígenas: ayahuasca, iboga, wachuma, peyote, yopo o psylocibes. La mayoría se preparan en infusión hervida, otras en fermentación y algunas por inhalación o aspiradas en combustión.
La preparación y dispensación de estas medicinas ancestrales, especialmente las que provocan efectos más intensos, requieren de un conocimiento avanzado por parte del facilitador; pues pueden provocar alucinaciones o situaciones de catarsis que debe saber manejar.