Existen tres formas de terapia corporal que son fundamentales para cualquier sanación y que complementan las descritas en anteriores artículos.
Aprender a relajar el cuerpo es una práctica básica para el bienestar a todos los niveles. Antes de una sanación puede ser aplicada para intervenir con mayor eficacia, pero también puede ser enseñada a aquellas personas que lo requieran.
El método más usual es, en posición decúbito supino, atender a cada parte del cuerpo y enviarle un mandato desde la mente para que se relaje. Es recomendable comenzar desde los pies e ir ascendiendo progresivamente hasta llegar a rostro y cŕaneo. Lo adecuado es insistir en aquellas partes más estresadas y conviene ser todo lo detallista posible, sin dejar de lado ninguna zona.
Respecto a las técnicas de respiración cabe referirse aquí a dos fórmulas indispensables:
La primera es la respiración consciente por parte del paciente. Hay muchas técnicas corporales que requieren su colaboración mientras se le está manipulando. Concretamente, cuando se ejercen determinadas presiones en el cuerpo que puedan causar dolor, llevar la respiración a la zona afectada de forma constante y con intensidad moderada, ayuda a aliviar y despejar más rápidamente la zona de los bloqueos que contiene.
La segunda es una intervención por parte del facilitador en la caja torácica. Se llaman presiones respiratorias a una serie de movimientos que se ejercen al tiempo que el paciente expira, con el objetivo de vaciar completamente los pulmones de aire y que la inspiración que llega a continuación renueve aquellos lugares que estaban infrautilizados. Estas presiones se realizan con la persona colocada boca arriba o boca abajo, y deben ser ejercidas con el debido cuidado y en el instante preciso.
En cuanto a los estiramientos, ocurre lo mismo que con las técnicas anteriores: existen métodos de estiramiento que puede realizar la persona por sí misma y otros que ejerce el facilitador.
Dependiendo de las necesidades de cada quien, se pueden aconsejar movimientos de streching, yoga o pilates, dependiendo de los conocimientos del terapeuta. Pero, lo más esencial, es que la persona aprenda progresivamente a sentir su cuerpo y a moverlo según sus propias necesidades de desbloquearlo.
En relación a las intervenciones, dado que las tensiones musculares se manejan desde el quiromasaje y la terapia muscular profunda, las técnicas más importantes son aquellas que mueven articulaciones y ejercen presión en el sistema óseo. Las primeras deben ser extremadamente cuidadosas, pues lo importante es que el cuerpo se vaya flexibilizando muy poco a poco. Movimientos de giro son frecuentes, pero muchas veces también se realizan otros que implican una colocación correcta en la camilla o la apertura paulatina de las extremidades. Respecto a las presiones en el esqueleto, principalmente caderas y mandíbula, se realizan con una mezcla de fuerza y contención.