El drenaje es una terapia manual cuyo objetivo es eliminar, reabsorber o dispersar las diferentes retenciones de líquidos acumuladas en el organismo.
Existen tres tipos de retenciones principales:
1. De "agua" o linfedemas, que en realidad lo son de líquido intersticial y que se producen por un exceso de linfa o por la obstrucción de los capilares del sistema linfático.
2. De grasa, lipedemas o lipomas, que pueden ser generalizados, asociados al sobrepeso, o localizados en forma de pequeños quistes o bolitas en zonas blandas o intermusculares.
3. De sangre en forma de coágulos, varices o arañas vasculares, que sobrevienen por un mal funcionamiento del sistema cardiovascular.
Dependiendo del tipo de retención, el drenaje utilizado es diferente:
Existe un drenaje muy antiguo, que en medicina tradicional se denomina "sobada", el cual consiste en el amasamiento enérgico de los tejidos subcutáneos para liberar cualquier retención líquida o grasa. Se utiliza para grandes dilataciones o para aquellas que están alojadas más cerca del aparato muscular.
Cuando los problemas vienen del sistema linfático o sanguíneo, se pueden realizar masajes más suaves, para estimular la zona afectada y ayudar a su reabsorción; así como movimientos dirigidos a favorecer la circulación en ambos sistemas.
Las acumulaciones de líquidos en el tejido subcutáneo son siempre manifestación física de bloqueos en el cuerpo etérico. Si ocurre en las extremidades inferiores, normalmente están asociadas a falta de conexión a tierra. Si ocurre en las superiores, suelen relacionarse con dolencias del "corazón".
En caso de que la intervención corporal sea muy delicada es preferible, en primera instancia, utilizar terapia energética o pulso tibetano.